Mi Historia 

William A. Sánchez Suárez
Psicólogo, fundador de Katarsis Centro Psicológico Integra S.A.S.
Director de Psicólogos Guaviare

Mi nombre es William A. Sánchez Suárez. Nací en la ciudad de Bogotá, en el seno de una familia que me enseñó los valores fundamentales que hoy rigen mi vida: el amor, la responsabilidad y la fe. Soy hijo, hermano, tío, esposo y padre de dos hermosos hijos, quienes son mi inspiración diaria y el reflejo más claro del propósito que Dios ha puesto en mi corazón.

Desde siempre, mi vida ha estado profundamente arraigada a mi familia y a mi espiritualidad. Como creyente cristiano y miembro activo de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, he encontrado guía, consuelo y fortaleza en cada paso de mi camino. Es en la fe donde he aprendido que todo propósito florece cuando se siembra con entrega, paciencia y amor.

El camino hacia la Psicología

Curiosamente, la psicología no fue mi primer sueño. De niño, este campo me era completamente ajeno. Mi corazón vibraba por otros caminos: la filosofía, la poesía, la literatura del alma. Escritores y pensadores como Nietzsche, Kant, Krishnamurti, Freud y Lacan despertaron en mí una sed insaciable por comprender la mente humana, por mirar más allá de lo visible y adentrarme en los pliegues más profundos de la existencia.

Mi anhelo inicial era convertirme en psicoanalista, no en psicólogo clínico. Sin embargo, el destino —siempre misterioso— me condujo hacia un lugar inesperado, pero perfectamente necesario. La filosofía, lejos de abandonarme, se convirtió en la columna vertebral de mi formación profesional. Gracias a ella, desarrollé una mirada crítica, reflexiva y sensible que hoy me permite ejercer la psicología desde un enfoque más humano, más ético y más cercano a las realidades profundas del ser.

Formación académica y compromiso investigativo

Me formé como psicólogo en la Fundación Universitaria Luis Amigó, donde también fui representante estudiantil y me desempeñé como ponente y director del semillero de investigación La paz es posible: un contexto psicosocial, en articulación con la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Este semillero fue una experiencia transformadora que me permitió unir el pensamiento académico con el compromiso social, y llevar la investigación a escenarios de construcción de paz.

Además, he publicado diversos escritos —incluyendo libros de mi autoría—, uno de los cuales se encuentra disponible al público lector en plataformas digitales, fruto de años de reflexión sobre el ser, el dolor y la esperanza.

Complementé mi formación en el extranjero, en la Escuela de Psicología Social del Sur (Argentina), donde me especialicé en técnicas de grupos operativos, una metodología de trabajo que me ha permitido fortalecer procesos comunitarios, grupales y terapéuticos desde una mirada psicosocial, crítica y transformadora.

El inicio de un sueño en San José del Guaviare

Mi historia profesional dio un giro trascendental cuando decidí llevar mis conocimientos y mi vocación a un lugar muchas veces olvidado: San José del Guaviare. Allí, rodeado de naturaleza y contrastes sociales, inicié lo que hoy considero uno de los proyectos más significativos de mi vida.

Fue en el barrio Bello Horizonte donde abrí mi primer consultorio: el Centro de Orientación Psicológica. Junto a una colega que creyó en la visión, dimos los primeros pasos de lo que más adelante sería Katarsis Centro Psicológico Integra S.A.S., un espacio donde soñamos con transformar vidas desde la salud mental, brindando atención digna, profesional y con sentido humano.

Katarsis no es solo un lugar físico, es una filosofía de vida, una manera de ver al otro con empatía, sin juicios, con compromiso real. Es también el reflejo del amor que siento por esta tierra y por sus comunidades, muchas de ellas resilientes, otras profundamente heridas, pero todas merecedoras de una atención psicológica ética, respetuosa y transformadora.

La experiencia en el sistema de salud

Más adelante, mi camino me llevó a integrarme al sistema de salud colombiano, específicamente a la IPS Nueva Salud Integral, donde he tenido la bendición de crecer no solo como profesional, sino también como ser humano. Allí, cada paciente, cada historia, cada intervención me ha enriquecido profundamente.

Este tiempo en el sistema de salud me enseñó que la psicología clínica no es solo teoría y técnica; es sobre todo presencia, escucha y sensibilidad ante el sufrimiento humano. Fue un período de aprendizaje constante, de retos clínicos y también de muchas satisfacciones. Ver a las personas mejorar, levantarse, encontrar sentido nuevamente, ha sido el mayor regalo que esta profesión me ha dado.

Gracias al compromiso sostenido, surgió también la posibilidad de brindar psicoterapia a pacientes en Estados Unidos a través de Stay Well, lo que amplió mi mirada multicultural y consolidó mi práctica en un contexto internacional, reafirmando que la salud mental no tiene fronteras.

Psicólogos Guaviare: un proyecto de esperanza

Hoy, mi energía, mis sueños y mi vocación se concentran en un proyecto que me conmueve profundamente: Psicólogos Guaviare. Esta iniciativa nació del deseo de seguir acercando la psicología a quienes más la necesitan, en especial a las zonas donde la salud mental ha sido históricamente invisibilizada.

Psicólogos Guaviare es más que un nombre. Es un compromiso, una red de apoyo, una misión espiritual y social. Es el resultado del amor de mi familia, del apoyo de mis colegas, y por encima de todo, de la guía constante de Dios, quien ha iluminado cada paso y cada decisión.

Formación continua, liderazgo y propósito

Luego de adentrarme con curiosidad y compromiso en el mundo complejo de la salud mental, he fortalecido mi formación en terapias contextuales de tercera generación, que me han permitido abordar el sufrimiento humano con herramientas más flexibles, integradoras y basadas en la compasión.

Además, he tenido la oportunidad de crecer como ponente de la Escuela de Liderazgo Mental Force, donde comparto herramientas de transformación personal y profesional. Actualmente me desempeño también como docente universitario, un rol que me llena de sentido y que me permite formar a las nuevas generaciones de psicólogos con ética, sensibilidad y responsabilidad social.

Mi vocación de servicio sigue siendo el motor de cada paso. Con cada intervención, clase, conferencia o consulta, reafirmo mi compromiso con la vida, con el ser humano y con el propósito que guía mi existencia: servir, sanar, acompañar y transformar.

Y aquí sigo, con los pies en el Guaviare, pero con el corazón abierto al mundo. Porque mientras haya una persona que necesite ser escuchada, ahí estaré, con humildad, vocación y amor.